Lali Symon es una comedia dramática escrita y dirigida por Sergi Belbel. Según el autor, la idea surgió de unas conversaciones con la actriz Emma Vilarasau, para quien está escrita la pieza. Belbel ha partido de una situación biográfica, el acompañamiento a un progenitor en los últimos años de su vida, para ficcionar una historia que pivota entre tres mujeres de generaciones distintas unidas por el complejo vínculo familiar: abuela, madre y nieta. El sol central de esta tríada va a brillar ante nosotros, sus espectadores, en dos maneras muy distintas. Por un lado, conoceremos a Lali Symon, una monologuista que hace del humor y la provocación sus señas de identidad. Pero, tras la cara pública del popular personaje, asistiremos a la intimidad de la persona, Joana, en su doble condición de madre de una joven, Violeta — con la que le gustaría entenderse mejor—, a la vez que hija de Aurora – quien, a pesar de estar en sus últimos días, sigue provocando la confrontación con su hija.
La estructura de la comedia alterna el espacio público, el escenario donde Lali busca nuestra complicidad y risa de forma descarada, interpelándonos y haciendo de los “errores” parte del espectáculo, con el espacio privado, la casa donde Aurora se aferra a la vida. Si en el escenario Lali se muestra desinhibida, locuaz e incluso agresiva, en el territorio de la intimidad la vemos tensa, a la defensiva, huidiza. Esta subversión del cliché que identifica lo público con la pose y lo privado con lo auténtico, nos invita a cuestionarnos sobre las transferencias entre un ámbito y otro. A veces la máscara nos permite expresar nuestro yo genuino, mientras que el rol familiar nos apresa en el personaje que entre todos nos han ido construyendo.
Lali, en el escenario, consigue trascender a Joana, representando sus miserias, rabias, miedos, hartazgos y preocupaciones, en coloridos e ingeniosos relatos. Aunque bajo el disfraz parece muy libre, sabe que para las dos espectadoras con las que comparte su intimidad, algo chirría. En efecto, Aurora y Violeta miran a Lali, pero hablan de Joana, la critican, pues el personaje triunfador no coincide con la persona con la que conviven.
Si el escenario obliga a Lali a comunicar a toda costa, en el hogar esa necesidad está larvada por dinámicas relacionales. El secreto es la principal estrategia de interrelación que planea sobre las tres mujeres. Todas se ocultan información. El secreto las une y las aleja en un juego constante que va desde hechos cotidianos a asuntos esenciales. Para ser, necesitan un espacio oculto a la mirada de la otra, pero, paradójicamente, no consienten que la otra haga lo mismo.
En un momento de la pieza, Aurora interpela a su hija: “No busca tant les veritats, la dona aquesta de mentida que tothom admira tant?” Cuando Lali literalice los reclamos de su madre y su hija y descomponga su personaje para hablar públicamente de Joana y de ellas, provocará que algunos de esos secretos necesiten ser mirados bajo la luz de estas preguntas: ¿cuál es la verdad de todos nosotros? ¿qué hemos dejado oculto, en el anverso, que habla más de nuestro yo que lo que está a la vista de todos?
Lali Symon, de Sergi Belbel. Festival Grec de Barcelona, julio 2023