Nominado como Mejor Director a los Premios Tony de Broadway en 2004 y acreedor de la Medalla Nacional de las Artes en Estados Unidos en 2016, Moisés Kaufman es dramaturgo, director y uno de los fundadores de la compañía teatral Tectonic Theater Project (Nueva York), una de las compañías de teatro más importantes de ese país norteamericano. Sus obras «Actos indecentes: los tres juicios a Óscar Wilde» y «The Laramie Project» también guión televisivo para la cadena HBO), han sido ampliamente representadas en muchos países y alertan, directa e indirectamente, sobre los peligros de la intolerancia y las sanciones sociales derivadas de ésta en distintas épocas y lugares de nuestro agitado mundo.
Sus obras de teatro («Actos indecentes: los tres juicios a Oscar Wilde», «The Laramie Project» y «33 Variaciones») están basadas en hechos o personajes reales. ¿Qué elementos debe contener una historia o un personaje para inspirarle a escribir sobre ello y convertirlo en teatro?
Amo localizar mis obras en la intersección entre el arte y la realidad. El arte en general (y el teatro en particular) nos permite poner nuestra existencia bajo un microscopio, y examinarla a través del lente artístico. ¡La vida nos pasa tan rápido! El arte nos permite doblegar al tiempo, reducir la velocidad diaria y vivir más íntimamente los momentos importantes. Las cosas que me llaman la atención son misteriosas e impredecibles. La inspiración – y sé que esto es un cliché – es caprichosa. A veces me inspira una pieza de música que compuso Beethoven (y me hace escribir mi obra «33 Variaciones»); otras, un cuento de Tennessee Williams («One Arm») y otras, los eventos reales que me llevaron a escribir «El Proyecto Laramie» y «Actos Indecentes». Es imposible decir porqué uno reacciona hacia ciertos temas, ideas o sucesos y hacia otros no.
¿Cree usted que sus obras en particular y el teatro en general encierran el potencial de transformar o remover conciencias?
Pienso que el arte en general, y las artes narrativas en particular, tienen el poder de entablar conversaciones con el público y resaltan lo mejor de nuestra humanidad. El teatro nos recuerda las similitudes dentro de la condición humana que todos compartimos. Y esto nos hace más empáticos.
¿El teatro es un hecho ligado intrínsecamente a la tolerancia, a la inclusión y a la pluralidad, o se puede hacer teatro también desde el conservadurismo?
El teatro puede tener cualquier tipo de discurso. Y puede ser usado para muchos y diversos fines.
Tengo que admitir que no me gusta demasiado la palabra «tolerancia». Me parece que estamos poniendo el reto muy fácil. ¿En vez de proponer tolerancia, por qué no proponemos empatía? De esta manera haríamos un esfuerzo por comprender la experiencia vital del otro. ¿No sería eso mejor que solicitar tolerancia? No estoy seguro de que la tolerancia sea suficiente para lograr un mejor futuro. Cuando yo tolero a alguien, apenas lo soporto. ¿Por qué apuntar tan bajo?
Necesitamos ser más ambiciosos. Pidamos empatía, pidamos aceptación, pidamos un entendimiento profundo de nuestras igualdades.
El teatro solo ha sido un fenómeno masivo en determinadas épocas y contextos, sin embargo, ¿qué debería tener en cuenta un dramaturgo o un director si quiere que sus obras sean apreciadas por un público más amplio que el habitual o el erudito?
Pienso que el público en general quiere que se le hable inteligentemente; quiere que las historias que le contemos afecten directamente a su forma de pensar y de vivir. Quieren – como dije anteriormente – que le recordemos su humanidad. Uno de los mayores errores que podemos cometer en el teatro es subestimar a nuestro público.
En «The Laramie Project» y en «Actos Indecentes», los personajes centrales son condenados por una sociedad hipócrita y conservadora, aunque los contextos de ambas obras sean totalmente distintos. ¿Considera usted que sus obras contienen un tono de denuncia?
Yo trato de iluminar la naturaleza humana. Quiero hablar de cómo nos comportamos como individuos y de cómo nos comportamos como sociedades; cómo pensamos y cómo actuamos el uno con el otro. Si eso resulta en denuncia, lo acepto.
/POR MARTÍN BRASSESCO